Flavia Royón, ingeniera industrial por la Universidad Nacional de Salta, con un MBA en la IAE Business School y diplomaturas en Gestión Integral Minera y Políticas Públicas, es una figura clave en el sector energético y minero argentino. Con una destacada trayectoria en el sector privado, donde ocupó cargos gerenciales en el Frigorífico Bermejo y lideró proyectos de exportación, Royón incursionó en la función pública como secretaria de Minería y Energía de Salta (2021-2022) y, posteriormente, como secretaria de Energía (2022-2023) y de Minería (2023-2024) de la Nación bajo los gobiernos de Alberto Fernández y Javier Milei. Reconocida por su enfoque pragmático y su impulso al desarrollo minero sustentable, Royón destaca el potencial de Salta y Argentina en el escenario global, abogando por la modernización normativa y la atracción de inversiones para transformar recursos naturales en riqueza.
Salta, Argentina, se posiciona como un pilar clave en el desarrollo económico del país gracias a su potencial minero, con proyectos que prometen transformar la región y consolidar a Argentina como un actor relevante en el mercado global de minerales. En una entrevista reciente, Flavia Royón destacó las oportunidades que ofrece la provincia y la necesidad de un marco normativo moderno para aprovechar al máximo los recursos naturales.
“Lo único que se necesita es desarrollo”, afirmó Royón, destacando el auge de Vaca Muerta y la importancia de impulsar la minería mediante herramientas como el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). Propuso una reforma al Código Minero para agilizar proyectos que, en algunos casos, llevan décadas sin concretarse: “No podemos generar inversiones eternas. Necesitamos que los proyectos se concreten”. La alta demanda global de minerales raros, como los que negocia Estados Unidos con Ucrania, subraya la relevancia estratégica de Argentina, que debe centrar su política en las provincias y en iniciativas como la mesa del litio y del cobre.
Salta: un polo minero en ascenso
Salta emerge como un epicentro minero con “oportunidades extraordinarias”. La reciente finalización de tres proyectos y la primera exportación de litio en diciembre marcan un hito. Además, se espera la construcción del proyecto de Río Tinto, la ampliación de Posco, el desarrollo de Pastos Grandes y un nuevo proyecto de cobre. Este auge ya genera impacto: los empleos directos en el sector crecieron de 1.500 a 6.000 en pocos años, y el potencial es aún mayor. “Esto recién comienza: se puede multiplicar por cinco y el impacto sería enorme”, aseguró Royón, destacando que Salta y Neuquén son las únicas provincias argentinas que han creado empleo en los últimos años.
A pesar de las oportunidades, algunas provincias como Mendoza y Chubut se resisten a la minería con argumentos que, según Royón, “carecen de sustento científico” y están “ideologizados”. Respondió a las preocupaciones sobre el uso del agua, señalando que la minería consume solo el 2% de este recurso y que en Chile conviven exitosamente con la vinicultura. “Imaginemos que esta discusión hubiera triunfado cuando se fue el fracking de Vaca Muerta. ¿Dónde estaría Argentina hoy? Seríamos importadores netos de gas y combustible”, reflexionó, subrayando la necesidad de un debate serio y basado en datos.
Argentina no solo destaca en minería, sino también en su matriz energética. Además de Vaca Muerta, el país cuenta con recursos excepcionales en hidrocarburos offshore, energía solar en la Puna (la mejor región del mundo para este tipo de energía), eólica en la Patagonia (con una capacidad de carga de hasta 70%, frente al promedio mundial del 35%), hidrógeno, biocombustibles, biomasa, biogás y geotermia. Sin embargo, la falta de infraestructura y de estabilidad macroeconómica, jurídica y fiscal limita el desarrollo. “Argentina es un país con recursos y tenemos que transformarlos en riqueza. Para eso se necesita capital”, enfatizó.
La clave para desbloquear este potencial radica en garantizar previsibilidad y confianza para los inversores. Royón abogó por una Argentina “jurídica y fiscalmente previsible” que atraiga capital extranjero y permita concretar proyectos energéticos y mineros. Con una visión optimista, destacó que el país tiene una oportunidad única a nivel mundial, pero requiere decisión política y un marco normativo que acelere el desarrollo.
Salta, con su auge minero y su impacto económico en crecimiento, se perfila como un ejemplo de cómo los recursos naturales, bien gestionados, pueden transformar regiones y consolidar a Argentina como un líder global en el siglo XXI.